Estarás de acuerdo en que hay diferentes formas de hacer las cosas, y que a un objeto se le pueden dar distintos usos. La versatilidad, entendida como la capacidad de alcanzar un propósito a través de diversas vías, es una virtud apreciada. Apliquémosla al ámbito de la nutrición y consecuentemente al de la salud.
El consumo regular de alimentos de origen vegetal debe estar en la base de nuestra dieta. 400 g persona/día de frutas y verduras (lo que se traduce en unas 5 raciones) es el mínimo recomendado por los organismos sanitarios.
¿Eso significa que hemos de imponernos la ingesta de esa cantidad mediante raciones no cocinadas de ambos tipos de alimentos? ¿No hay otra manera de cumplir con el requerimiento de los dietistas? ¡Claro que la hay!
Es cierto que el consumo en crudo de una pieza de fruta con la piel lavada es la opción preferente desde el punto de vista nutricional. Esto se debe a que es así como se aprovechan al máximo las propiedades de la fruta, buena parte de las cuales se encuentran en su corteza.
Ahora bien, existen otras fórmulas que permiten complementar la toma diaria de fruta al natural hasta alcanzar la dosis que los profesionales de la salud aconsejan. Por ejemplo, los zumos de frutas. Su porcentaje de agua oscila entre el 80 y el 90%, así que son una excelente opción para mantenernos hidratados cuando aprieta el calor. Los zumos de frutas son dulces y refrescantes. ¡Un auténtico placer!
El hábito de exprimir fruta fresca y tomarla a diferentes horas del día no habría de limitarse a los meses de más calor. Los zumos de fruta aportan vitaminas, minerales, hidratos de carbono y compuestos bioactivos esenciales.
Suministran energía, contribuyen al funcionamiento cerebral y físico óptimo, refuerzan el sistema inmunológico y previenen el desarrollo de un gran número de patologías.
A veces nuestros pequeños evitan consumir frutas al natural, así que los zumos de frutas de sabor dulce y colores variados se convierten en un excelente aliado de los padres. Naturalmente, recomendamos un consumo equilibrado. De hecho, las asociaciones pediátricas suelen restringirlo a vasito y medio entre 1 - 6 años y vaso y medio o dos a partir de los 6 años.
Piensa también en personas mayores o enfermas con problemas de masticación y/o deglución y que no toman tanta fruta como deberían. Los zumos son la alternativa ideal para proporcionarles los nutrientes de la fruta.
Para ellos y para todos, los zumos de frutas son la segunda mejor opción después del consumo de frutas al natural.
¿Qué nos aporta el zumo de frutas?
Es evidente que el consumo de zumo de frutas nos aporta una larga lista de beneficios. A continuación vamos a concretarlos para que seas consciente de todo lo que esta variante de la fruta al natural puede hacer por ti.
- Vitaminas: B1 que reduce la fatiga, C que combate afecciones cardiovasculares, B12 que ayuda a la formación de glóbulos rojos y al rendimiento y B6 que se encarga del funcionamiento del sistema nervioso
- Minerales: Potasio que participa en funciones fisiológicas y desarrollo muscular, Magnesio que ayuda en la formación de los huesos y Calcio que asegura la salud ósea.
- Función hidratante por su alto contenido en agua.
- Poder antioxidante gracias a los betacarotenos y vitamina E que incorporan. Neutralizan a los radicales libres responsables del envejecimiento celular y enfermedades degenerativas.
- Aporta fibra: su cantidad depende de que contenga o no la pulpa de la fruta.
¿Es mejor beber zumo o comer la pieza de fruta entera?
Aunque ambas opciones son saludables, lo cierto es que obtenemos más beneficios del consumo íntegro de la fruta. Tomar zumo de frutas sigue siendo buena opción, pero tenemos que reconocer que no es equiparable a comer la fruta. ¿Y esto por qué?
- Comer la fruta activa la sensación de saciedad gracias al masticado.
- Controla las raciones. Para elaborar un zumo de naranja, por ejemplo, exprimimos al menos dos o tres, mientras que al comer la fruta al natural tomaríamos una pieza.
- Ayuda a regular el colesterol, porque la fibra dificulta su reabsorción en el intestino.
- En un zumo, separamos los azúcares de la fibra. Estos son azúcares de absorción rápida que aumentan el riesgo de sobrepeso, diabetes o daño dental.
- Perdemos las propiedades de la piel de la fruta y de la fibra.
Existiría una forma de mantener intacta la matriz alimentaria de la fruta, que es triturarla para elaborar el zumo. Así conservaríamos la pulpa y todos sus nutrientes.
Aunque la opción preferente habría de ser consumir la pieza de fruta entera, el zumo - siempre que su consumo sea equilibrado - es una muy buena alternativa para beneficiarnos de las propiedades de las frutas.
Al margen de que toda persona a cualquier edad puede tomar zumos de frutas, estos están especialmente indicados en los casos de:
- Niños
- Personas mayores
- Personas con dificultades para la masticación o deglución, así como personas convalecientes o las que padezcan trastornos alimentarios debido a su fácil ingestión
- Deportistas que necesitan un mayor aporte energético
Por otra parte, te damos algunas claves para elaborar zumo casero:
- Escoge frutas sanas y en su punto óptimo de maduración
- Lávalas
- Exprímelas en la licuadora. Ya indicamos que el jugo hace que perdamos la fibra y obtengamos azúcares de rápida absorción, por lo que algunos nutricionistas sugieren triturar la fruta entera con pulpa.
- Una vez hecho el zumo de frutas, tómalo inmediatamente.
Un consejo final: los zumos no habrían de desplazar al agua como bebida habitual. Aunque aportan la mayoría de beneficios de la fruta y nos ayudan a alcanzar las dosis recomendadas de este alimento, no deberías convertirlos en tu principal fuente de hidratación ni consumirlos con exageración.
Dicho esto, ¡a disfrutar de la fruta!