La agricultura es una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero.
La industrialización del campo llevada a cabo en las últimas décadas otorga al sector - según diversos informes - un 14% del global de las mismas. Sin embargo, este cálculo no incluye las emisiones indirectas, es decir, la energía empleada en la fabricación de fertilizantes, producción y utilización de maquinaria ni el transporte de insumos o cosechas.
Si además sumamos las emisiones que se generan durante el envasado y distribución de la mercancía, el porcentaje de influencia del sistema agroalimentario en el cambio climático resulta apabullante.
Resumiendo: Antes de llegar a nuestra despensa, la industria alimentaria libera en cada una de las fases del proceso (producción, almacenamiento, envasado, distribución…) gases responsables del sobrecalentamiento del planeta.
Por ejemplo, los datos publicados para España correspondientes al año 2018 arrojan una cifra cercana a los 40 millones (39,6 millones) de toneladas equivalentes de CO2. Los gases distintos al dióxido de carbono, como el óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, metano, etc. se pasan a CO2, y así se calcula la cifra total.
El Ministerio de Transición Ecológica proporciona una herramienta de cálculo de la huella de carbono de determinada explotación agrícola. Basta con introducir los datos para conocer el impacto ambiental expresado en CO2. Uno mismo puede elaborar su propia tabla de huella de carbono. Aquí abajo vemos cómo.
¿Cuáles son los Conceptos para el cálculo de emisiones de CO2?
Aunque en ocasiones hay que añadir otras partidas, a continuación nombramos los conceptos básicos que nos permiten calcular las emisiones de CO2.
- Carburantes de maquinaria
- Bienes empleados en la producción
- Transporte
- Fertilizantes
- Energía eléctrica para empleo administrativo
- Energía para bombeo de aguas de riego
- Envasado
- Deforestación para cultivo
Las calculadoras permitirán transformar cada uno de estos conceptos en kg de CO2, que son los que determinarán la cantidad de emisiones efectuadas. Lo cierto es que el problema se convierte en la pescadilla que se muerde la cola.
Los cultivos requieren agua, temperatura, luz y, en general, condiciones adecuadas para el crecimiento de las semillas o la recolección de los frutos, como las naranjas. A la vez, el cambio climático - que la agricultura favorece - va progresivamente alterando las estaciones y las temporadas, además de mermar el acceso a los recursos hídricos.
Aunque en los últimos años los países de la UE han conseguido detener o incluso disminuir el ritmo de emisiones de gases, las cifras todavía son claramente insuficientes.
¿Cómo reducir las emisiones de CO2?
Partiendo del panorama que hemos descrito en el punto anterior, ¿qué hace FrutaMare para reducir las emisiones de CO2?
Uso eficiente de abonos y recursos naturales en el proceso productivo
Pese a que - al menos en el ámbito de la UE - existen avances, todavía queda mucho por hacer.
Los fertilizantes nitrogenados constituyen una de las principales fuentes de emisiones de gases con efecto invernadero. El óxido nitroso que libera causa un enorme impacto ambiental (algunos lo sitúan alrededor del 8% del total de emisiones).
Por otra parte, los fertilizantes químicos emplean una gran cantidad de energía en su fabricación, siendo en este aspecto (componente energético) el insumo más importante en la producción agrícola.
Se trata de ir incorporando técnicas de cultivo agroecológicas que realicen un mayor y mejor aprovechamiento de los recursos naturales.
Implementación de herramientas y técnicas de agricultura de precisión
Estas permiten conocer con exactitud el momento adecuado para llevar a cabo actividades que reduzcan la emisión de gases.
Fomentar comercio de proximidad y circuitos cortos de distribución
En un mundo global, los alimentos viajan cada día más. Recorren largas distancias, a veces miles de km entre su lugar de origen y su punto de venta, con el ingente gasto energético y emisiones nocivas que el transporte implica.
¿Hay motivo para todo ello?
La huerta valenciana es productora de algunos de los mejores cítricos del mundo. Naranjas y mandarinas de excepcional calidad y diversidad. Naranjas sanguinas, lane late, navel... Todas ellas recogidas a lo largo de sus respectivas temporadas de maduración.
¿Tiene sentido comprar en el supermercado naranjas de China en lugar de comprar naranjas de Valencia? Frutos recién recolectados. Del árbol a tu mesa. Además de conservar todo su sabor y propiedades nutricionales, al comprar naranjas de FrutaMare evitamos el elevadísimo impacto medioambiental que suponen los carburantes o las emisiones tóxicas de CO2.
Por no hablar del gasto energético añadido del que son responsables los supermercados y grandes establecimientos y que evitamos al comprar naranjas online. Hablamos concretamente de las cámaras frigoríficas, ya que estas naranjas fueron recogidas mucho antes de su maduración.
Piensa en los millones y millones de toneladas que nos ahorraríamos si pudiéramos comprar frutas y verdura o, mejor dicho, comprar directamente frutas a productores locales. Cualquier fruta y verdura que imagines, aunque ya sabes que en FrutaMare destacamos los cítricos. Comprar naranjas online, comprar mandarinas o comprar limones a domicilio asegurándote la mejor calidad y el mejor trato al planeta.
Cambiar los hábitos de consumo
La industria agroalimentaria trae materia prima de allí donde resulte más barata (a menudo el extremo opuesto del planeta) y la procesa.
¿Qué porcentaje de comida industrial consumimos? ¿Cuánto representa en emisiones de dióxido de carbono equivalente durante el proceso de deconstrucción y reelaboración?
Ahora el consumidor tiene la posibilidad de comprar directamente del campo las mejores naranjas, el mejor fruto.
Los consumidores van venciendo el temor a la compra online y gran parte de productores locales han creado páginas cuyo sitio web utiliza herramientas de compra sin intermediarios como FrutaMare. El cliente puede comprar naranjas por Internet que irán del árbol a tu casa. Sin aditivos, cámaras frigoríficas, embellecedores químicos, ceras... nada. Naranjas naturales, cultivadas y recolectadas de forma natural.
Es una decidida apuesta por la sostenibilidad.
Reforestación
Igual que la deforestación y el cambio de usos del suelo para diferentes siembras provoca la liberación del carbono capturado en él, la reforestación reduce significativamente el impacto del efecto invernadero.
Los árboles almacenan CO2 mediante la fotosíntesis, lo que permite absorber el dióxido de carbono presente en la atmosfera. Son depósitos naturales de carbono.
De hecho, en la web del Ministerio de Transición Ecológica también encontrarás un enlace a una calculadora que mide la absorción de carbono de una exploración agrícola. Especialmente útil en el caso de plantaciones de árboles frutales, como los de la huerta valenciana de donde provienen nuestras naranjas.
Las innovaciones tecnológicas (por ejemplo, la utilización de drones en la reforestación) pueden contribuir muy positivamente a lograr la replantación en zonas de difícil acceso.
Resulta obligado hacer compatible la satisfacción de un derecho primordial, el de alimentarnos, con el respeto al medio ambiente.
Hacerlo supone un reto. Es cierto. Pero también es cierto que no conseguiremos atender las necesidades que cubre nuestro planeta si agotamos sus recursos y/o alteramos los ciclos naturales. ¿No crees?